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C) EL DESPEGUE: CUANDO EL LOCAL TOMÓ VIDA:

Le pregunté si le parecía bien que tomase una copa. Tenía el cuerpo agarrotado y me costaba moverme aún con soltura por aquel ambiente completamente nuevo para mi. Él asintió con su comprensiva sonrisa y me acompañó, pasando por aquel pasillo, hasta que se detuvo en una columna que había cerca de la barra apoyando su espalda en ella ... y cogiéndome de la cintura comenzó a besarme, ... su beso profundo y el calor de sus manos me comenzaron a relajar, ... me comenzaron a excitar; ... mis músculos también respondieron a su húmeda lengua serpenteante y comenzaron a desentumecerse, ... mis ojos se entornaron y todo lo que nos rodeaba fue perdiendo sus tonos agresivos; lo recuerdo como si se dispersara una ligera neblina que suavizara esos negros, rojos y el color de las metálicas cadenas ...
 
De pronto veo que a mi derecha, a menos de un metro, un simpático y dicharachero amigo que había saludado a PANTALEÓN, estaba muy serio. Su mirada solemne la dirigía hacia su sumisa, y esposa según me explicó Él. Le colocó unas pinzas de la ropa en sus pezones desnudos ... y sobre las cuales, en los extremos, estaba derramando cera de unas velitas de cumpleaños para que posteriormente se mantuvieran erectas y encendidas... Mi corazón comenzó a acelerarse por la impresión de tenerlos tan cerca ... o por la situación morbosa ...

Después, al rato, ese mismo Amo se ocupó de una sumisa que le había confiado otro Amo amigo suyo por no poder acudir a la fiesta. Llevaba un vestidito muy sexy de vinilo rojo que le realzaba su tipo, con un corpiño que se prolongaba en una minifaldita de vuelo escasa. Le encadenó en la pared por sus extremidades dejando su pecho al descubierto y colocándola un capuchón negro que me resultaba claustrofóbico.

Mi Tutor volvió a besarme y a acariciar mi culito sobre el vestido ... y debajo del vestido ... y sobre las medias de rejilla color carne ... volví a relajarme, pero la calma duró tan sólo unos segundos, porque de pronto me subió el vestido hasta la cintura dejando mis nalgas a la vista de todos; ... me dio mucha vergüenza y me lo bajé inmediatamente, pensando que había sido una broma suya, pero al encontrar su mirada me di cuenta de que no lo había sido en absoluto y me propuso con una mirada rígida que me lo volviera a subir y lo mantuviese en la cintura; ... la situación me resultó embarazosa y pensé que ya no me apetecía tanto la copa, así que permanecí abrazada a Él.
 
Giré mi cabeza hacia mi lado izquierdo y, apenas a un metro de mi, en un rincón en la oscuridad, vi una escena que me asombró tanto que es una de las cosas que recuerdo con mas claridad después de aquella noche. Una chica con una larga y rubia melena, completamente desnuda de espaldas a la pared, con los brazos y sus piernas en cruz, siendo azotada por un chico rubio teñido y vestido de negro; él le azotaba y ella combinaba sus gemidos de placer con pequeños, sofocados y suplicantes gritos de dolor; ... él continuaba sin piedad mientras la miraba con dureza ... Sé que no cuidé mi mirada, no pensé ni siquiera si les molestaría o no, estaba totalmente absorta contemplándoles; ... entre las caricias de mi Dueño PANTALEÓN y lo que estaba viendo mi excitación creció de nuevo ...
 
Recuerdo que entre las nubes de la excitación sentí una mirada que revoloteaba muy de cerca y a la cual ni siquiera respondí, por eso aún no sé ni quién era, ni siquiera que aspecto tenía; era una mirada descarada e insolente que me resultó ofensiva por su atrevimiento ya que poco le importó que estuviera abrazada a mi querido Dueño; ... me molestó esa mirada desvergonzada. No respondí a tal mirada por respeto a mi Dueño y en segundo lugar porque deseaba castigar ese descaro eludiéndole, porque, si le hubiese respondido a tal mirada, aseguro que se hubiese girado avergonzado. Pero eso no era comportarse como una buena sumisa, que era lo que deseaba demostrarle a mi Dueño, ... así que desistí de hacerlo. No sé aun si mi Tutor se había dado cuenta porque no me lo comentó después.
 
Yo seguía inmersa en aquella pareja y no quise perderme detalle ... ahora el Amo de dura mirada le hacía un gesto a otro chico y ella se arrodilló ante él respondiendo a algo que me volvió a sorprender enormemente: el nuevo protagonista y colaborador sacó su verga erecta y aquella chica comenzó a lamérsela, al principio resignada y después deseosa. El dominador contemplaba complacido la escena ...

Yo no podía salir de mi asombro que todo eso ocurriese en un local, en Madrid, jamás imaginé que existieran este tipo de encuentros. Imaginé que habría problemas de un momento a otro, alguna salida fuera de tono, no sé ... alguien escandalizado, que algún hombre excitado por la situación fuera incapaz de controlarse... Pero no ocurrió, el ambiente era de tolerancia, muy respetuoso y creo q la única sobresaltada fui yo. Me pareció que estábamos en otro mundo paralelo, todo aquello me resultó surrealista.
 
Aturdida aun por lo que había presenciado de tan cerca decidí echarle valor y pedir la copa que me correspondía por la entrada, ... así que, tras pedirle permiso, me dirigí unos pocos metros que se me hicieron interminables hasta la barra, con una tímida sonrisa que intentaba imprimir seguridad a la expresión de mi cara.
 
Sola en la barra, vi a aquella sumisa con la pinzas en los pezones y las velitas encendidas en sus extremos, ofrecía fuego a los invitados con sus manos entrelazadas en su espalda ... Cuando el camarero se disponía a servirme la copa, mi atención se centró en otra escena. Vi que había otra chica, era la sumisa del vestido de vinilo rojo. Seguía con sus pechos desnudos pero ahora llevaba complementos; ... tenía una pinza metálica en cada pezón que estaban unidas por una cadena que sujetaba un pequeño cesto con tabaco y puritos que ofrecía a los invitados que estaban apoyados en la barra.
 
Cogí mi copa y fui detrás de la columna en busca de mi Dueño, al cual encontré hablando con una chica alta y atractiva que se había acercado a saludarle. De pronto se anuncia el desfile de modelos, ... habían montado una pequeña pasarela en la habitación de la entrada donde la gente ya estaba expectante. En el pequeño y sucio baño de mujeres había tumulto.
 
Una chica nerviosa y desesperada vestía a un par de chicas, colocando alfileres en sus vestidos, sale, entra, habla con la gente con la mirada perdida, sin mirar, estaba fuera de sí asustada por su pase de modelos. Salió agitada y, al cruzarse con Tutor, le saludó y dijo angustiada que le había fallado una modelo deteniendo su mirada suplicante en mi. Miré a Tutor, que me miraba sonriente y expectante, y quise sorprenderle: sí claro, cuenta conmigo y allá fui a aquel servicio correoso y estrecho, donde no había ni puerta interior del servicio siquiera.
 
Había dos modelos temporales y una espontánea, que era yo, esperando a que la diseñadora hiciese los arreglos pertinentes en los vestidos que llevaban. Siempre he sido bastante pudorosa para los desnudos aunque fuese entre mujeres, pero visto lo visto y dadas las prisas no reparé ni siquiera en ello.
 
En el baño conocí a una chica que me había llamado la atención ya en la barra, por su aspecto; era la chica que mas atrevida vestía del local. Llevaba un sujetador de cuero negro en forma de triángulos y una especie de braquitas anchas de cuero negro a lo Bo Dereck, sobre las cuales tenía, como cinturón, una ancha cadena de metal en forma de aros grandes, separados entre sí a lo sesentero. Las vestía sobre unas medias de rejilla, como las mías pero en negro. Tenía un buen tipo, unas curvas muy sensuales y una cara muy vivaracha; estaba perfectamente maquillada para la noche, con los ojos muy pintados muy vivos y traviesos, unas largas pestañas; llevaba el pelo corto con un peinado muy fresco creo que rubio con mechas, los pómulos muy marcados, (rasgo que me llamó la atención cuando conocí a las mujeres italianas en un viaje que hice un verano) y un collar con su cadena, símbolo y orgullo de su sumisión, supongo. Hablamos un ratito y me comentó que provenía de Venecia.

Mientras nos cambiábamos nos preguntamos nuestros nicks y, claro, nadie me identificó hasta que concreté que era la sumisa de PANTALEÓN; después de lo cual me lanzaron una mirada afectuosa y de simpatía.
 
La diseñadora me confesó que era la primera vez que pasaba sus modelos. Salida a la pasarela ... pasaban chicas, algún chico y la siguiente era yo, la modelo espontánea. La diseñadora novel me llevaba de su mano y la verdad es que entre lo que temblaba ella y la mirada de mi Tutor, se me quitaron los nervios y, aunque todos tenían la atención puesta en quien pasaba los modelos en ese momento, no vi a nadie mas que a mi Tutor en mi cabeza. Además creo que escuché algún silbido que me aportó confianza; ... es a mi, ... sí, betty-boop, seguro que tu Tutor se sentirá orgulloso. Volví con una sonrisa y Él me felicitó, como siempre que paso alguna prueba frente a Él; siempre está ahí, junto a mí, alentándome.