la sirena
betty

HOME

bimbo
la primera cita
los zapatos
la fiesta (1)
la fiesta (2)
la fiesta (3)
la fiesta (4)
el cinturón
los guantes
la rubescencia
la sirena
el local
la sesión conjunta
el cine
la doma
la gatita dual
la gatita fetish
galería
contactar

Ella le desobedeció sí, y fue a conciencia ... o al menos así lo creía. Tenía la sensación de estar pisando sobre la arena abrasadora de la playa y decidió cruzarla corriendo sin parar hasta llegar al oasis:

....a un lado, el Océano infinito que le atemorizaba y a su vez quería. No podía abandonarle, le necesitaba, estaba hecha para él, pero ella era muy consciente de que era mitad humana y no podría soportarlo durante mucho tiempo.

Le había hecho disfrutar en muchos momentos, calmando el calor intenso q se apoderaba de ella tan a menudo y evadiéndola de la realidad solitaria de su eterno desierto.

Quería a su Océano, sofocaba su calor... le mecía en sus aguas ... jugueteaba con ella ... la elevaba ... envolvía toda su piel protegiéndola del sol, le permitía alejarse flotando hacia el horizonte metarmofoseándose en sus aguas y ella sintiéndose agua, tan solo AGUA, era un inmenso placer para ella ... dejándose llevar y llevar ... con la seguridad de que siempre su querido océano la devolvería a sus orillas a la noche, cuando sus aguas sumergiesen al sol para que no robase el protagonismo a la luna.

Le hacía soñar y soñar ... le daba la vida en esos momentos, pero sabía que ella no era pez y por su naturaleza aquello no podría ser eterno, ya que su cuerpo no lo resistiría ... y eso la angustiaba por momentos.

Y al otro lado, esa arena abrasadora que le provocaba ampollas en sus piececitos, pq cuando salía de las aguas de su adorado Océano, dejaba de ser sirena y se convertía en humana.

No podía estar eternamente en sus aguas pq su piel se arrugaba según avanzaba el tiempo, poniéndose como un garbancito, y tenía que salir de vez en cuando y sentarse en las cálidas y dolorosas arenas ... así hasta que el dios abrasador decidía sumergirse en las aguas y en la oscuridad de la noche podía contemplarlo frente a él, desde otra perspectiva.

Por instantes y varias veces al día deseaba abandonar ese desierto y su eterno Océano, ... pero no podía.

A ella le inquietaba el no ver su fin, su inmensidad, no poder abarcarlo por completo con su mirada ... sentía claustrofobia a veces por no poder controlar, tener libertad y moverse a sus anchas, también la aterrorizaba tener una relación tan intensa con un ser que no era humano.

No sabía por qué exactamente pero sabía que no era bueno para ella, intuía que esa adoración y esa unión la destrozaría.

Además según pasaban los días su piel iba adquiriendo un aspecto levemente gelatinoso como si se estuviera convirtiendo en medusa. Estaba perdiendo su belleza humana y estaba perdiendo la conciencia de sí misma, convirtiéndose en uno de sus animalillos y lo temía pq ella sabía q era especial para él precisamente por su belleza humana.

Así que, cuando descubrió el oasis, sin apenas pensarlo corrió hacia él tan rápido como pudo.

En el camino se le cruzaban imágenes, recuerdos de aquellos momentos, sus pies cada vez corrían a menor velocidad pero seguían su camino. Las aguas de su Océano cada vez se revolvían mas y el sonido del oleaje avivaban sus recuerdos más intensamente según se acercaba al oasis.

Pero ella luchaba contra esas imágenes, continuaba su camino. Su Océano gritaba cada vez mas fuerte, pero ella no quería escucharle.

Pero no podía abandonar su Océano, él sabía bien lo que ella necesitaba, aun deseaba sentirse sirena y metamorfosearse con él. Ella era del Océano, pertenecía a él. Además, aún quedaban sitios por
conocer, quería bucear por algunas zonas que aun no conocía, sabía que había peces de colores con tonalidades que aún no conocía, toda una fauna en las profundidades.

Ella había estado entrenándose a diario para soportar la falta de oxígeno y cada día ella veía cómo prosperaba la capacidad de sus pulmones, cada día podía bucear a mas profundidad permaneciendo más tiempo para disfrutar de aquel precioso paisaje submarino.

A su vez vio, según se iba acercando al oasis, cómo comenzaba a temblar en el aire la imagen y a evaporarse, era un espejismo.

Se fue volviendo borroso, ... pero no, no podía ser, ¡cuántas veces había añorado aquella sombra tranquilizadora y a su vez poder ver el sol resguardada sobre la arena!

Se arrodilló, derrotada, sin importarle el dolor abrasador de la arena en sus pies, en sus rodillas, ... deseaba que esa manta de arena rodease su cuerpo hasta morir.
Había traicionado a su querido Océano, no se merecía siquiera morir en sus aguas.

De pronto el agua se calmó como si la estuviera invitando a zambullirse y a disfrutar como a ella le gustaba hacerlo. Ella acudió a él feliz y decidió permanecer dentro hasta hacer morir esa parte humana que le hacía sufrir tanto y convertirse en una de sus criaturas, en una hija y amante de su querido Océano.