¡Atención al perro!
Los senadores romanos solían tener cachorros
que no sobrepasaban los 3 kilos.
Para protegerlos de los invitados distraídos
que podían pisarlos, ponían delante de sus casas letreros con la mención cave canem.
Esas mismas palabras usadas antaño
para proteger al perro, ahora protegen al hombre.