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PRELIMINARES.
 
investigando

Pensaba que no tenía nada para la ocasión en mi armario. Pero, en realidad, mi problema era que no estaba nada orientada. ¿Qué tipo de gente iría.......? Cómo sería la fiesta.....?
 
Investigo por los canales, algunas sumisas que ya habían ido a alguna fiesta me decían que la gente era normal, pero sin dar detalles como yo quería. Yo preguntaba, las entrevistaba ... pero nada, ... me decían que esas fiestas eran divertidas, con gente agradable, me daban un intervalo de edades pero nada más.
Mi Tutor no me explicó con detalle tampoco. Miento ... ahora que recuerdo algo me comentó sobre algunas parejas que jugaban a exhibirse con algunos juguetitos sadomaso que habría en el local.
 
Así que di por sentado que sería un encuentro en un local donde se reunía una comunidad que compartía las mismas tendencias sexuales o incluso una manera de vivir una relación en pareja y donde podían hablar abiertamente de ello, con algún espectáculo o alguna prueba tipo concurso para animar el ambiente.
 
la preparación

Como la mayoría de las parejas imagino, nuestro encuentro tuvo lugar antes de la fiesta para que se diera el ritual de la preparación. Me encantan esas ceremonias de preparación; a veces disfruto tanto con ellas como con la puesta en escena.
 
No lo puedo evitar, siempre me extiendo en ello, imaginándome y entusiasmándome con lo que ocurrirá en el encuentro: pongo música y la disfruto, me arreglo, vigilo atentamente que no se me escape detalle ... y siempre llego tarde.
 
Al principio de nuestros encuentros, hacía grandes esfuerzos por ser puntual y lo conseguí. Mi Tutor no sé si me advertía indirectamente, adelantándose a los hechos, pero al principio hacía algún comentario sobre lo que le enojaba la impuntualidad, refiriéndose a un compañero de trabajo.
 
Yo asentía, como adhiriéndome a su causa e intentando encubrir mi horrible vicio, pensaba que me curaría de ese mal antes de que se diese cuenta, ... pero mi farsa duró poco. Después de inventarme excusa tras excusa, me tuve que confesar un día.

Bueno, ese día creo que llegué puntual; Él me esperaba en aquel nidito alquilado del centro donde ya habíamos estado. Cuando me abrió la puerta de la habitación estaba vestido de negro, sin su traje por primera vez. ¡Qué atractivo me resultó!
 
Con un jersey de cuello vuelto gris oscuro, unos pantalones negros que le quedaban algo ajustados y unas botas militares y sus gafitas ovaladas que le daban un aire interesante. Ahora sí que tenía el aspecto de un ladrón de guante blanco, ... elegantemente sencillo y sutil, tal y como es Él.

Yo estaba muy nerviosa cuando llegué; había llegado muy apresurada, había llovido y estaba helada. Tras crear mi Tutor un ambiente confortable, como siempre, ... y relajarme como sólo él sabe, cuando lo desea, ...
y, al cabo de unas horas, le recordé que había llevado varias prendas de vestir para que eligiera la mas apropiada.
 
Al final triunfó el vestidito que me había prestado con mucho cariño mi íntima amiga. Un vestidito estival q no iba acorde con las temperaturas del mes de abril. Era un vestido negro con flores rojas ni demasiado grandes, ni demasiado pequeñas; la forma era como un palabra de honor, pero con unos cordoncitos que nacían a la altura de las axilas para terminar abrazándose detrás de la nuca.
 
No era demasiado corto, me llegaba por encima de la rodilla; aunque lo pudiera parecer, tras calzarme con mis preciados zapatitos de charol rojo que Él me había regalado y hacían parecer que mis piernas fuesen interminables.
 
Sí, sí ... aquellos zapatos de tacón de vértigo perversos que me prometieron mostrarme el mundo del éxtasis y de las sensaciones. Y que, por cierto, ... no me defraudaron.